El mejor partido de la historia del baloncesto.
El mejor partido de la
historia no sirvió para decidir un título. No reunió a millones de
personas delante de la televisión ni a decenas de miles en las gradas de
un gran pabellón. No se jugó en una ciudad de gran tradición
baloncestística ni terminó con un marcador para el recuerdo. El mejor
partido de la historia fue, de hecho, un partidillo de entrenamiento.
Éste partido se jugó a puerta cerrada, las únicas imágenes que se guardan en una
sola cámara.
La contienda se disputó en Montecarlo en un 22 de julio de 1992, en un vetusto gimnasio, el Dream Team,
el equipo más grande de la historia,la concentracion de estrellas de la
NBA que convirtió
definitivamente la liga estadounidense en un deporte conocido mundialmente.
Unos de los mayores jugadores que patrocino ese gran espectáculo fue Michael Jordan quien dijo una vez:
“Fue el mejor partido en el que he participado. No había
entrenadores, sí árbitro… aunque tampoco pitaba, realmente. Tenías a
diez Hall of Famers jugando entre ellos, diez además clarísimos. La
forma en la que competimos, el deseo, el trash-talking… todas las cosas
bellas del juego del baloncesto estuvieron reflejadas en un solo
encuentro…”
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