viernes, 11 de enero de 2019

22 de julio de 1992, Montecarlo.

El mejor partido de la historia del baloncesto.


El mejor partido de la historia no sirvió para decidir un título. No reunió a millones de personas delante de la televisión ni a decenas de miles en las gradas de un gran pabellón. No se jugó en una ciudad de gran tradición baloncestística ni terminó con un marcador para el recuerdo. El mejor partido de la historia fue, de hecho, un partidillo de entrenamiento.
Éste partido se  jugó a puerta cerrada, las únicas imágenes que se guardan en  una sola cámara. 

La contienda se disputó en Montecarlo en un 22 de julio de 1992, en un vetusto gimnasio, el Dream Team, el equipo más grande de la historia,la concentracion de estrellas de la NBA que convirtió definitivamente la liga estadounidense en un deporte conocido mundialmente.
Unos de los mayores jugadores que patrocino ese gran espectáculo fue Michael Jordan quien dijo una vez:
“Fue el mejor partido en el que he participado. No había entrenadores, sí árbitro… aunque tampoco pitaba, realmente. Tenías a diez Hall of Famers jugando entre ellos, diez además clarísimos. La forma en la que competimos, el deseo, el trash-talking… todas las cosas bellas del juego del baloncesto estuvieron reflejadas en un solo encuentro…”

 



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